
¿La presidenta va sola? El Plan por la Paz y la Justicia de Michoacán
- Pablo Nagano
- 7 nov
- 2 Min. de lectura
El fin de semana en que se celebraba el Día de Muertos en nuestro país se volvió una catástrofe nacional, con el incendio de una tienda al menudeo en Hermosillo, Sonora, que dejó 23 personas fallecidas.
A dos horas de Uruapan, en la Ruana, fue asesinado junto a su esposa y en su casa, Alejandro Torres Manzo, sobrino de Hipólito Mora, uno de los líderes de grupos de autodefensa en la región.
El edil Carlos Manzo muere ejecutado después de encabezar, de frente, una abierta disputa contra el crimen organizado de la región.
Del primer suceso, la presidenta Sheinbaum, la misma noche, subió a su cuenta de X sus condolencias. Del segundo, no hay registro de reacción gubernamental; del tercero, varias horas pasaron y de hecho hasta el día siguiente, citando desde muy temprano al gabinete de seguridad.
Un hecho conmovedor, atroz, que dió la vuelta al mundo y que dejó al gobierno, literalmente sin palabras, por la serie de imágenes y significados que representaba.
Visiblemente afectada, la Presidenta Sheinbaum enfrentó los cuestionamientos de la prensa, en un contexto en el que el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, hizo lo imposible por estar presente para dar el pésame personalmente a la viuda, exponiéndose como fue, a ser corrido del funeral de Carlos Manzo.

Acto seguido, la ciudadanía irrumpía en los palacios de gobierno de Michoacán, y posteriormente del municipio de Apatzingán, para mostrar su repudio y hartazgo ante este el deleznable asesinato, diez días después del de Bernardo Bravo, el líder citrícola.
La versión de una presidenta enojada, pidiendo respuestas a los integrantes de su gobierno, pronto se convirtió en una primera mandataria actuando, haciendo el trabajo, al tomar el teléfono y hablar con actores importantes de Michoacán, para conocer de viva voz la realidad local, los motivos, las consecuencias, las posibles salidas, la animosidad y la voluntad de los michoacanos para hacer algo ya, de fondo y urgente.
Esa bala que mató al edil también generó algo diferente al interior de la conducción presidencial de la política interior.
Sheinbaum anunció de un día a otro el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, haciendo ver que ella es la autora intelectual del que parece un ambicioso proyecto, pero teniendo el cuidado de dar un espacio de una semana para recabar de las y los ciudadanos sus propuestas.
A pocos días del asesinato de Carlos Manzo, en privado por mutuo acuerdo, sin protagonismos ni proyección mediática, la Presidenta Sheinbaum recibió en Palacio Nacional a Grecia Quiróz, la nueva Presidenta Municipal de Uruapan.
De manera contundente, el anuncio busca hacer frente a las avispadas voces que de inmediato se levantaron -básicamente desde la oposición y su prensa- para denostar la estrategia de seguridad del Gobierno federal que viene desde el sexenio pasado.
Se pinta desde la Presidencia un nuevo escenario ante una realidad que nadie ha querido ver; de plano, instalar oficinas de la Presidencia de México en regiones clave del Estado, lo que significa que todo el aparato administrativo y gubernamental enmarañado en esa entidad, deberá rehacerse o hacerse a un lado.
Tal como hizo a un lado las tarjetas de los asesores y las posturas de parte de su gabinete central, decidió sola entrar al fondo, de este mar incierto.



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