Generación Z. La peor manera de dilapidar un movimiento social
- Pablo Nagano
- hace 3 días
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Con 17 mil asistentes a una primera marcha convocada por supuestos representantes de la Generación Z, y luego una secuela con no más de 200 seguidores, el incipiente movimiento asociado a esta expresión social, con aspiración política, ha sido, hasta ahora, un rotundo fracaso.
Es lamentable que lo que puede ser un movimiento social que dote de esperanza a una parte de la población, inconforme con los rumbos que está tomando el país de la mano de políticos provenientes principalmente de Morena, haya dilapidado su fuerza de inicio por varios errores tácticos, fáciles de detectar y prevenir, como el hecho de que su líder más visible, Edson Arellano, mantiene contratos con el principal partido de oposición del país.
No bastó el traumático asesinato de Carlos Manzo, ex alcalde de Uruapan, Michoacán; tampoco las documentadas escaladas de violencia en varias partes del país, ni la indignación ciudadana en general con resultados de este gobierno. Sin programa, el ejercicio terminó avasallado por lo de siempre: ambiciones desmedidas de líderes opacos y ciegos por la fijación en el poder, y de fuerzas circundantes irremisiblemente vinculadas a intereses económicos inconfesables, inmorales, por ejemplo, los llamados de TV Azteca porque el dueño no quiere pagar impuestos.
¿Por qué nos arrebatan así la esperanza?, deberán cuestionar severamente las y los jóvenes integrantes de la Generación Z, a cuyo nombre comenzaron a izarse banderas insulsas y confusas, diseñadas en la IA y con una serie de símbolos que aplanaron el ya viralizado de One Piece y que fungió como punta de lanza para tumbar gobiernos en otras partes del orbe. México es México y su política es sui géneris.
El amasijo que se hizo en torno a una manifestación de la Gen Z dio al traste con todo. Era la marea rosa, era la oposición, era la oligarquía derrotada, era una parte del empresariado moviendo dinero para recuperar, por las vías añejas de la presión y el chantaje, más dinero.
Era, al final, la exclusión de las y los jóvenes que, desde su generación, tienen tanto por decir y hacer, con base en sus condiciones únicas como ser nativos digitales, acceso ilimitado a la información sobre la vida y el mundo, la conciencia social, la diversidad, el autocuidado y el emprendimiento.
La parte del activismo sigue estando latente; se disparará cuando salgan del cuadro los mismos de siempre, que en automático gritan rabiosamente contra la Presidenta, con extremos delirantes cargados de una violencia verbal inusitada.
¿Quién se equivoca?
Y por eso la respuesta de la mandataria vino por ahí: Se equivocan quienes llaman a la violencia y el odio, y justifican la intervención o apelan a un pasado opresor.
Y más se equivocan quienes quieren seguir usando a los demás para satisfacer sus intereses personales y de grupo, creyendo que todo sigue igual y que el pueblo sigue dormido.
De los más visibles, se equivocó, nuevamente, Ricardo Salinas Pliego, aun cuando está cantado que se mantendrá en esta ruta de colisión. Más allá de las naturales réplicas que le pueden venir del mundo político, el mercado comienza a reaccionar y es cosa de ver sus negocios, como el de la televisión que se percibe ahora como el más débil. En el fútbol profesional, donde es dueño de los equipos de primera división Mazatlán y Puebla, ya se habla de su puesta en venta, en condiciones poco atractivas, pues van de coleros en la liga.
Rotundamente se equivocó, otra vez, el Partido Acción Nacional (PAN), que, ensoberbecido, sigue sin ser capaz de ver más allá de sus narices, como por ejemplo prevenir o hacer control de daños por sus vínculos inobjetables con el principal convocante a la marcha. Bastó con un tuitazo de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, para acabar con esta historia.
Casualidad o causalidad, ambos, Salinas Pliego y el líder nacional del PAN, Jorge Romero, coquetean de cara a los comicios presidenciales del 2030. Parece no haber límites para estos personajes.
De otros actores políticos, ni hablar. Van de tumbo en tumbo, recogiendo migajas de lo que alguna vez fueron.
Y ojo, los que aún no se equivocan son precisamente los que, en este momento, frente a una computadora, tableta, teléfono inteligente o cualquier otro medio de este tipo pueden estar leyendo sobre la justicia, las verdades históricas, la gobernabilidad, la paz. Los jóvenes. Ya veremos sus métodos.



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