Fentanilo y economía: dos crisis que se cruzan
- Pablo Nagano
- 7 oct
- 2 Min. de lectura
En Estados Unidos, el fentanilo se ha convertido en una crisis de salud pública que acapara titulares. Menos evidente, pero igualmente relevante, es cómo factores económicos y sociales amplifican esta tragedia. Estudios recientes y datos oficiales muestran que estas capas están profundamente interconectadas.
Lo que dicen los datos
El desempleo importa. Investigaciones han encontrado que cuando la economía se debilita -por ejemplo, subidas en la tasa de desempleo o cierres de empleos ligados al comercio- aumenta el riesgo de muertes por sobredosis (Rudolph et al., 2020; Hollingsworth et al., 2017). La pérdida de ingresos y estabilidad personal genera condiciones que facilitan el consumo de opioides.
La oferta ilegal también cuenta. Curiosamente, los decomisos masivos de fentanilo no siempre reducen la mortalidad. Bruzelius et al. (2024) y Kral et al. (2025) muestran que los incrementos en incautaciones suelen coincidir con mayores muertes por sobredosis. La explicación más probable: más incautaciones reflejan un flujo de droga creciente, no necesariamente un mercado contenido. Los datos oficiales de CBP confirman que los decomisos de fentanilo han crecido año con año, reflejando tanto el aumento de oferta como los esfuerzos de fiscalización.
La prevención y el tratamiento funcionan, pero deben expandirse. Estudios sobre intervenciones de salud pública en varios estados (Chhatwal et al., 2023) demuestran que programas de naloxona y tratamiento con medicamentos para el uso de opioides (MOUD) reducen significativamente la mortalidad. Sin embargo, la cobertura sigue siendo limitada, y los beneficios se maximizan cuando se combinan con apoyo social y económico.

Más que policías y hospitales
Aunque los decomisos son visibles y el tratamiento es crítico, la evidencia sugiere que la crisis del fentanilo tiene raíces económicas y sociales:
No basta con reforzar fronteras y decomisar cargamentos.
No basta con abrir clínicas de desintoxicación.
También se necesita soporte económico y laboral para las comunidades más afectadas.
En otras palabras, la lucha contra el fentanilo no ocurre solo en aduanas o clínicas: se juega en los barrios, en los empleos y en las oportunidades que la economía brinda o niega.
Referencias:
1.Bruzelius E, et al. (2024) Law Enforcement Fentanyl Seizures and Overdose Mortality. PMC. Disponible en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/39079225/
2.Chhatwal J, et al. (2023) Estimated Reductions in Opioid Overdose Deaths With Sustainment of Public Health Interventions in 4 US States. JAMA Network Open. 6(6):e2314925. Disponible en https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2805808
3.Hollingsworth A, Ruhm C, Simon K (2017) Macroeconomic Conditions and Opioid Abuse. NBER Working Paper. Disponible en https://www.nber.org/system/files/working_papers/w23192/w23192.pdf



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