El asesinato de un estudiante de 16 años en el CCH Sur no puede reducirse a un “incidente”. Fue un hecho gravísimo: la irrupción del odio en un espacio que debería ser refugio de la juventud y la educación. Un joven mató a su compañero e hirió a un trabajador que intentó detenerlo. Ese acto dejó a toda una comunidad marcada por temor, rabia e impotencia. La violencia en las universidades no es nueva, pero lo que vemos en 2025 resulta inquietante. Según datos de la UNAM, en lo